28 feb 2014


Las Tres Rejas
El joven discípulo de un filósofo sabio lo visita y le dice:
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de vos con malevolencia.
- ¡Espera! lo interrumpe el filósofo ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas?
- Sí. La primera es la Verdad. ¿Estás seguro de que lo que queréis decirme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la Bondad. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir?
- No. en realidad no. Al contrario...
- La última reja es la Necesidad ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es Verdadero, ni Bueno, ni Necesario, sepultémoslo en el olvido.

Autor desconocido


Los Novios
 
 Frágil cuerpo doblado
entre un amasijo de huesos
deslumbrante belleza
blancura alba en la piel...
Desvestida la novia
envuelta en los labios
del bello don Juan...
La atrae como presa
sediento de impuros
deseos desgarradores
Ella se entrega dócil y mansa
en aquella noche feliz...
Sera en el momento
dulce de la entrega
donde unirán sus cuerpos
sacramentando su pudor...
Él se adueñara de su pureza
Ella doblegara su pasión...
Así en la cúspide de la cima
nuevamente juraran su amor.-

Delvyhe Bernardita Reynolds Barrientos.
poetisaseroticas.blogspot.com

La Luna
 
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines

 Morimos poco a poco
Morimos poco a poco cada día,
como muere al crepúsculo la rosa,
como muere la luz en la lluviosa
tarde otoñal flotando en la bahía.

Se muere el alma de melancolía
en su oscuro rincón, tan silenciosa,
y en absoluta soledad reposa,
en sueños de arpas en la lejanía.

Y habrá otro amanecer que la despierte,
que al silencio espectral de cada muerte
siguen violines de resurrección.

Y morirá de nuevo, dolorida,
y nacerá otra vez, que así es la vida,
dos polos en perpetua alternación.

Francisco Álvarez Hidalgo


Murmullos
Escucho los murmullos de las rosas,
oigo pasar las nubes, y me llama
dulcemente la luz que se derrama
sobre mí, sobre el mapa de mis cosas.

Qué elocuentes las formas silenciosas,
que parecen no hablar, cómo proclama
cada una su quehacer, su panorama,
sus razones sutiles u olorosas.

O tal vez ellas no hablan; tal vez pienso
que el amor que ayer fuera tan intenso,
y se dejó morir, hoy resucita.

Tal vez mi modo de mirar el mundo
se vistió de color por un segundo,
porque mi corazón lo necesita.

Francisco Álvarez Hidalgo
  

Mujer, Me gustas Así
Calles empapadas
por  lluvia nocturna
la ciudad extrañamente apacible,
con nubes rondando las banquetas.
Pienso en ti,
como cada mañana,
pero hoy sonrío
y te vuelvo a necesitar
entre las sábanas frías,
que se hacen
el recuerdo de tu cuerpo.

Mujer, me gustas así,
de madrugada
cuando tu pecho tibio
se une contra el mío,
cuando después del amor
te  giras
y en la penumbra
hago de tu espalda
el paraíso de mis manos
y cuando al despertar
desnuda,
te cobijas con mis besos
y  mi cuerpo

! Qué simple es el amor
que tú y yo hacemos!
como esta mañana húmeda
que me hizo pensarte
y me llenó de ganas de ti
de tu espalda
de tu pecho
de tu piel desnuda
de tus besos

Edu Monch
arritmiapoetica.wordpress.com


Aquí en mi cuerpo...
Aquí en mi cuerpo
acabó de pasar el mediodía
y por mi piel respira un agua
atardecida.
Los labios están secos,
guardo en la lengua
los aromas.
Si acaso pusieras
tu mano
entre mis muslos,
sabrías que estás vivo.
Saborearías mi sal.
Haríamos un pozo
en el tiempo,
y dejaríamos que el sol
nos madurara.

Renata Durán 

Ahogo
Déjame hacer un árbol con tus trenzas.

Mañana me hallarán ahorcado
en el nudo celeste de tus venas.

Se va a casar la novia
del marinerito.

Haré una gran pajarita
con sus cartas cruzadas.
Y luego romperé
la luna de una pedrada.
Neurastenia, dice el doctor.

Gulliver
ha hundido todos sus navíos.

Codicilo: dejo a mi novia
un puñal y una carcajada.

Gerardo Diego
1896 -1987

27 feb 2014


El Interrogador
Mural. Medellín, Colombia
No pregunto por las glorias ni las nieves,
quiero saber dónde se van juntando
las golondrinas muertas,
adónde van las cajas de fósforos usadas.
Por grande que sea el mundo
hay los recortes de uñas, las pelusas,
los sobres fatigados, las pestañas que caen.
¿Adonde van las nieblas, la borra del café,
los almanaques de otro tiempo?
Pregunto por la nada que nos mueve;
en esos cementerios conjeturo que crece
poco a poco el miedo,
y que allí empolla el Roc.

Julio Cortazar
1914 - 1984

26 feb 2014


Amor Tardío
Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...

José Ángel Buesa

Dónde
¿Dónde posar el pie,
dónde el poema?

¿Por qué las llagas nos cubren
y el escarnio te cerca a toda hora?

Sueño del hombre y su sombra
ninguno sabe que uno es sombra de otro
nadie sabe si sueña o está muerto.

Harold Alvarado Tenorio




La Niña de las Naranjas
Muchachita de la aldea,
flor de la villa cercana,
llevas la noche en los ojos
y el sol reluce en tu cara
Yo ayer me encontré contigo
cuando cruzabas la plaza,
y vi en tus manos tus senos
al ofrecerme naranjas.
Te pregunté si eras de alguien,
tú no me dijiste nada,
y te besé en los dos ojos
por si tu boca abrasaba.
-Alas de sombra cruzaron
sobre tus ojos en agua.
El niño Amor, atrevido,
oprimía las naranjas-.

-Vente a mi casa, te dije
porque tus ojos lloraban.
Mi caballo sabe bien
llevar mujeres al anca.
-La chiquilla de la aldea,
hecha de sol y naranjas,
jugando a no despertarme
me despertó esta mañana-.

Alberto Ángel Montoya

Dulce y Triste
Mural. Medellín, Colombia
¡Qué dulce es querer mucho, pero también qué triste!
¿Por qué esperamos tanto y obtenemos tan poco?
¿Por qué si uno se entrega el otro se resiste?
¿Por qué el amor es ciego, y sordo, y mudo, y loco?

Llevamos en el alma la divina tendencia
de ofrecer sin reservas nuestros cálidos brazos,
y nos quedamos solos, con nuestra propia ausencia,
y el corazón sangrante partido en mil pedazos.

Francisco Álvarez Hidalgo

25 feb 2014


Caligrama
 
Las pirámides
son los senos de la arena
donde mama el cielo
y esta palmera
es el falo del sol
hincado en la soledad absoluta

Giorgos Seferis
1900 - 1971
                                                    

La Calle
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

Octavio Paz

Ese que No ama
La nieve de los años
bajó de tu cabello a tus pupilas
y te quedaste ciego
y luego te quedaste casi mudo

Castigo de la vida
a quien creyó engañarla
con la buena suerte

Castigo del amor
a quien usó la mentira
y la calumnia
como arma

Castigo de la muerte
quien se sentará en tu cama
y tú no la verás

Raúl Gómez Jattin

 Llegar a ti, entonces, es Buscar...
 Llegar a ti, entonces, es buscar
la voz de un niño entre las multitud,
recoger el miedo interminable
que origina un viento nocturno,
iluminar el amor con una lámpara
de primitivo y de dulce aceite,
tocar con los dedos un pájaro de azúcar
que besa el cuello de las mujeres,
limitar la invasión de la nieve
que llega con sus armaduras de frío
y verte tranquilo y reposado
quemando el intacto silencio.

Oscar Acosta

Escultor
En mis manos tu barro, te moldeo
con ternura. Mi soplo y mi caricia
dieron ser a la curva que te inicia.
Si carne te pensé, viento te veo.

Vaciada ya tu forma, me recreo,
te atesoro. No culpes mi codicia.
Alta puse la mira: tu primicia
esculpida a cincel en mi deseo.

Yo, escultor, sólo pido por mi arte
el contemplar mi obra: contemplarte.
Pero tú ya eres tú, aunque eras mía,

y si una vez te arredra mi egoísmo,
puedes irte si quieres. Me es lo mismo.
Te crearé, de nuevo, cualquier día.

Rafael Guillen 

Yo Huelo a Ti
Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.

Darío Jaramillo Agudelo

Armonía
Oye cómo se aman los tigres
y se llena la selva con sus hondos jadeos
y se rompe la noche con sus fieros relámpagos.
Mira cómo giran los astros en la eterna
danza de la armonía y su silencio
se puebla de susurros vegetales.
Huele la espesa miel que destilan los árboles,
la leche oscura que sus hojas exudan.
El universo entero se trenza y se destrenza
en infinitas cópulas secretas.
Sabias geometrías entrelazan las formas
de dulces caracoles y de ingratas serpientes.
En el mar hay un canto de sirenas.
Toca mi piel
temblorosa de ti y expuesta a las espinas,
antes que el ritmo de mi sangre calle,
antes de que regrese al agua y a la tierra.

Piedad Bonnett

24 feb 2014


No es Mío, no es mío Cuanto Escribo

 No es mío, no es mío cuanto escribo.
¿A quién lo debo?
¿De quién soy el heraldo nato?
¿Por qué, engañado,
Juzgué ser mío lo que no era mío?
¿Quién más me lo dio?
Pero, sea como fuere, si la suerte
Fuera que yo sea la muerte
De otra vida que en mí vive,
Yo, el que estuve
Ilusionado toda esta vida
Aparecida,
Agradezco al que del polvo que soy
Me levantó
Y me hizo nube un momento
Del pensamiento.
Al de quien soy, erguido polvo,
Sólo símbolo.

Fernando Pessoa
1888 - 1935